Medios como The Washington Post y Reuters han señalado que el presidente de EE.UU., Joe Biden, pretende bloquear la adquisición de US Steel por parte de la japonesa Nippon Steel, que planeaba invertir US $15 mil millones para expandir la capacidad productiva de US Steel y aportar tecnología avanzada.
Según US Steel, el 98% de sus accionistas apoyan la compra, al igual que los alcaldes de Indiana y Pensilvania, sedes principales de la compañía, y ha destacado su potencial para traer innovación.
Pero también hay quienes se oponen a la operación, como el Sindicato de US Steel y figuras políticas como Biden, Kamala Harris y Donald Trump, quienes ven en ella un riesgo para la seguridad nacional y la competitividad económica. De hecho, en una entrevista del 2 de octubre con KDKA-TV, Harris señaló que US Steel debe seguir siendo propiedad estadounidense.
De acuerdo con Sarah Bauerle (Atlantic Council) la decisión de Biden es inusual por cuanto, tradicionalmente, esa administración ha promovido el fortalecimiento de las alianzas y vínculos comerciales con Japón, en el ámbito de lo que se denomina como “friendshoring”, con el fin de contrarrestar la competencia de China.
En pocas palabras, este concepto consiste en localizar la producción en países aliados para reducir los riesgos en la cadena de suministro, asegurar la estabilidad y reducir los riegos frente a las tensiones geopolíticas.
El Bloqueo de la transacción por parte de Biden, implicaría un cambio drástico de los precedentes fijados por el Comité de Inversiones Extranjeras de los Estados Unidos (CFIUS).
La operación de este Comité se rige por la sección 721 de la Ley de Producción de Defensa de 1950 (DPA) y está conformado por los ministerios de Tesorería, Justicia, Comercio, Defensa, entre otros.
El DPA, autorizó a los presidentes para suspender o prohibir ciertas transacciones, siempre que la seguridad nacional esté en riesgo.
Hasta ahora, las decisiones del CFIUS se han enfocado en proteger aspectos críticos de la seguridad nacional, como la defensa de industrias estratégicas y la prevención del acceso, de países como la China, a los avances tecnológicos de EE.UU.
Como ejemplo de estas decisiones pueden citarse la intervención de Obama en 2012 para revocar una inversión china en una empresa estadounidense cercana a una base militar y la prohibición de Trump en 2017 de la compra de Lattice-Semiconductor por parte de un fondo de inversión que tenía vínculos con China.
Expertos como Kaori y Lynch (The Washington Post) sugieren que la decisión de Biden podría estar motivada por razones políticas y no por preocupaciones de seguridad nacional. En concreto, la idea es fortalecer el apoyo a la candidatura de Kamala Harris para obtener el respaldo del sindicato de U.S. Steel.
En este caso, la transacción no parece representar una amenaza a la seguridad nacional y, de hecho, conlleva mayores beneficios económicos para la industria.
El 28 de agosto de 2024, Nippon informó en un comunicado que invertiría más de US $ 1 billón en la sede de Mon Valley y US $ 300 millones en los hornos para extender la capacidad y vida productiva de la empresa.
En suma. El bloqueo de la transacción desnaturalizaría las funciones del CFIUS, toda vez que se estaría utilizando para fines proteccionistas cuando su verdadera función es conjurar los riesgos de la seguridad nacional. Además, podría llevar a cuestionar la credibilidad de los EE.UU., así como la confianza de los países con los que mantiene relaciones amistosas.
Definitivamente en todas partes se cuecen habas.
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